martes, 30 de marzo de 2010

El registro de celulares ¿problema de cultura jurídica?




Otro enfrentamiento interesante, entre programas de gobierno, conveniencias empresariales y sociedad. México decidió crear un registro nacional de teléfonos móviles (RENAUT) con la intención de abatir la extorsión que se realiza a través de ellos, el robo y otros delitos que se sirven de este medio de comunicación personal, aunque para algunos también podría ser una forma de control más; sin embargo, llega el término que gobierno marcó para tal registro, con la amenaza de la suspensión del servicio, y el grueso de los usuarios no han realizado ningún movimiento. Algunos recrudecen las amenazas: que se aplique la sanción, otros dicen que eso acarrearía un perjuicio para la economía no sólo de empresas y usuarios sino en general del país. Lo cierto es que pocos se han puesto en los zapatos del usuario: información confusa, falta de acceso de muchos a esta información, dificultad para el registro de adultos mayores, y en fin, la desconfianza al gobierno por el uso de la información o en el mejor de los casos por la ineficacia del programa.

De hecho la negativa de los usuarios al registro, debería tomarse por las instancias involucradas como un mensaje significativo, nuevamente una brecha amplia entre cultura interna y externa, y nuevamente las voces ilustradas que achacan que todo es culpa de la anomia de la sociedad ¿no será que habría que buscar otros medios para implementar políticas y programas?

lunes, 8 de marzo de 2010

Narco cultura y derecho: más preguntas que respuestas



No hay duda que el narcotráfico ha producido su propia cultura, que miles y quiza millones de personas en el mundo y sobre todo en México, viven bajo ciertos paradigmas, todos los días, que en principio los colocan al margen del Estado.

Sin intentar elaborar ningún tipo de justificación moral, pero si con la preocupacíón de acercarse al problema, la narcocultura es una realidad para muchos, pero además produce en la cultura nacional efectos que valdría la pena analizar. En principio llama la atención el imaginario nacional sobre el narcotráfico en el cual gobierno(s) y narcotráfico convivieron por varios años, y sólo ahora ha sido posible inicar una batalla contra estos grupos, batalla que por cierto el imaginario dice será eterna, donde muere un narcotraficante surgen uno o varios más. Además es una batalla muy dificil en cuanto que el narcotráfico parece estar siempre más adelantado, con más recursos y en su caso financiado por grupos extranjeros inclusive más poderosos que el Estado mexicano.

Ciertamente las normas que rigen a las organizaciones criminales no pueden ser consideradas derecho por carecer de un fin justo y en contra del órden público. Pero también es cierto que el narcotráfico condiciona muchas actividades sociales en nuestro país y justifica el establecimiento de políticas que son derecho.

Así que entre el derecho penal del enemigo, la razón de Estado, el Estado de excepción, la corrupción, el control social adyacente, la militarización de la sociedad, la crisis económica, etc. la sociedad mexicana se pregunta si a caso se puede hablar de derecho cuando faltan aun las condiciones mínimas de seguridad, tal vez justo sea ahora cuando más habría que hablar de derecho el problema es que tal vez no estamos hablando correctamente de él ¿tal vez nuestro iluminismo y nuestra idea errada de la anomia social pese más a nuestra capacidad para acercarnos a la idea de orden y su corrupción que subyace en la sociedad?

miércoles, 3 de marzo de 2010

El terremoto de Chile y la Cultura jurídica



A través de los medios de comunicación internacionales, llegó la noticia de la terrible tragedia que vivió Chile a raíz del movimiento telúrico del fin de semana pasado. Algunos medios también dieron noticia del boletín de prensa del gobierno que aseguraba que actuó "en la mayoría de los casos" con rapidez y diligencia. También se aseguraba que los daños hubieran sido mayores si los constructores no hubieran puesto atención en las normas correspondientes.

Sin embargo, algunos colegas nos comentaban que justamente fueron las construcciones nuevas las que se derrumbaron, incluso un edificio de condominios entregado unos días antes al terremoto.

También nos comentaron que los avisos de alerta por parte del gobierno llegaron demasiado tarde, que la mayoría de personas que se salvaron en las regiones costeras en realidad lo hicieron por propia previsión, e incluso en algunas zonas la población de organizó.

Nuevamente los mass media nos informan de la anarquía que reina en algunas ciudades, del saqueo y la rapiña, dicen los titulares; luego la afirmación contundente de la presidente que dice que pondrán todo en orden usando "la fuerza necesaria", para ello se autorizó un toque de queda, que acaba de extenderse hoy a más horas, y en general hay un estado de excepción en esas regiones. Un país civilizado como Chile debe mostrarle al mundo, y en especial al policía del mundo, a través de Hilary Clinton, que lograr controlar a su población.

¿Y qué resta de la cultura jurídica ante situaciones de esta índole dónde la subsistencia mínima se pone en riesgo? Mucho: Nuevamente vemos como un Estado queda rebasado (tal vez más radicalmente se observó en Haiti, pero incluso Katrina dejó una mala figura de Estados Unidos el Estado más poderoso) la sociedad hace lo que puede porque no está acostumbrada a organizarse, tal vez destaque aquí la anécdota de la pequeña que tocó la campana en un poblado costero y muy pocos habitantes hicieron caso al llamado.

Curiosamente los medios de comunicación (obviamente inducidos o mal informados por el gobierno chileno) se encargan de mostrarnos una población chilena anómica, anárquica y "poco civilizada" ¿pero las manifestaciones que vemos en los noticieros no son especie de desobediencia civil? no se puede responsabilizar a la sociedad, no se debe dar motivo a los Estados para que en estos casos su primera respuesta sea la de penalizar y restringir derechos. Hay aquí una respuesta cultural a un problema que se puede calificar de jurídico, y claro, siempre es más fácil enviar al ejército que intentar soluciones a mediano o corto plazo como son las soluciones que proponen cambios culturales. Al fin que la presidenta está por marcharse.

Un profesor de Valparaíso nos decía "nosotros ya estamos acostumbrados a los terremotos, este es mi 4o" quien no se acostumbra es el Estado que parece seguir confiando en sus propios medios, insuficientes por cierto.