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Drácula y el Derecho



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Con el estreno en Netflix de la miniserie Drácula el gusto por este personaje de la cultura popular se renovó. Obviamente llama la atención la aparición de un joven abogado que debe encargar de los asuntos legales, inmobiliarios del conde. En la nueva serie, mientras es vampirizado y sodomizado, casi al borde de sus fuerzas le reclama a su cliente la malignidad con la que se desenvuelve, el siguiente diálogo es maravilloso:

-          - Harker:  Es usted un monstruo
-          - Drácula: y usted un abogado, nadie es perfecto

Es así, en la novela del irlandés Bram Stocker de 1897, Jonathan Harker es un joven abogado inglés comprometido con Wilhemina Murray (Mina) se encuentra en la ciudad de Bistritz y debe viajar a través del desfiladero del Borgo hasta el remoto castillo del conde Drácula, en los Montes Cárpatos de Transilvania, una de las regiones más lejanas de la Hungría de esa época, para cerrar unas ventas con él. El abogado se queda como huésped del conde, el joven va descubriendo que la personalidad de Drácula es muy extraña: no se refleja en los espejos, no come nunca en su presencia y hace vida nocturna, también descubre que es un ser despreciable, ruin y despiadado que acabará convirtiéndole en un rehén en el propio castillo, donde también viven tres jóvenes y bellas vampiresas que una noche seducen a Jonathan y están a punto de chuparle la sangre, cosa que evita la interrupción del conde. Para evitarlo, Drácula les entrega un niño que ha secuestrado para que se beban su sangre. La madre del bebé no tarda en llegar al castillo para reclamarlo, pero el conde ordena a los lobos que la devoren. Finalmente, Jonathan Harker logra huir descendiendo por los muros del castillo, pero cae al río y es arrastrado por la corriente. Lo encuentran unas monjas en una abadía cercana, y posteriormente se aloja en un hospital de Budapest, donde se recupera de una fiebre cerebral sufrida a raíz de los terribles hechos vividos en la morada de Drácula. Una monja del hospital se pone en contacto por carta con Mina, detallándole la situación de su prometido, y le pide que se desplace hasta ese lugar para cuidarlo donde terminan casándose.

La novela presenta otros temas, como el papel de la mujer en la época victoriana, la sexualidad, la inmigración, el colonialismo y el folclore.

Hay un asunto judicial interesante en relación con el tema: Nosferatu, el vampiro (1922) es el primer film, que tiene como personaje a Drácula. Película silente dirigida por F. W. Murnau y con las actuaciones de Max Schreck, Gustav von Wangenheim, Greta Schröder, Alexander Granach, Georg H. Landshoff, John Gottowt, Gustav Botz, Max Nemetz y Albert Venohr. La cinta fue objeto de una controversia judicial; los productores no lograron conseguir los derechos de los herederos de Bram Stoker, quien creara al personaje de Drácula en el siglo XIX y consiguiendo la admiración de escritores como Oscar Wilde. Murnau no reparó en ello y adaptó lo más que pudo la historia, por ejemplo, el personaje central se llama conde Orlok, en vez de Drácula. De nada sirvieron los cambios, puesto que la viuda de Stoker logró demandar y ganar el juicio. La sentencia ordenó la destrucción de todas las copias, pero afortunadamente, algunas sobrevivieron e incluso llegaron a nuestros días. Para muchos, es la mejor adaptación de la novela de Stoker, al grado de que existe la leyenda, que el protagonista Max Schreck era en realidad un vampiro, argumento que manejó la película La sombra del vampiro (2000).

En 1992 se estrenó Drácula de Bram Stoker, película de Francis Ford Coppola, donde Keanu Reeves interpreta al abogado recién recibido que asesorará a Drácula, este personaje es quizá el que menos fue tergiversado de la novela original en la cual, a diferencia de la serie de Netflix, es en realidad uno de los héroes que terminan eliminando al vampiro, por lo tanto, no muere en la historia ni tampoco se convierte en un no-muerto. En la serie Van Helsing es la monja húngara de la novela, lo cual le da un toque de mayor inclusión a la mujer, puesto que en la novela se trata de un varón que es un doctor experto en combatir las ciencias ocultas. Algunos de los diálogos de Van Helsing en la serie son bastante afortunados, como, por ejemplo: “Soy como cualquier mujer casada sin amor que debe aguantar la situación por no tener una mejor opción”; se presenta a la heroína como una mujer sagaz, inteligente y muy estudiosa.

El género de terror puede ser muy interesante, puesto que en la mayoría de los casos lleva a un extremo la cuestión de lo humano a través de la dialéctica sobre lo inhumano o sobrehumano; por otro lado, se conserva la justicia poética aristotélica, pues normalmente las personas que sufren los embates de lo sobrenatural tienen alguna culpa que pagar, así que lo sobrenatural cumple una especie de función juzgadora e incluso, en algunos casos, restauradora del orden. En el caso que nos ocupa, el agente inmobiliario tiene una ambición malsana, que puede ser calificada de codicia, la cual lo llevará a la muerte.