Por Juan Ignacio Bilbao Vázquez
Desde hace
unos meses he escuchado en diversos espacios que el derecho se ha convertido en
algo frío, deshumanizado y que había perdido su dimensión cultural. Lo que
llamo mucho mi atención y me hizo reflexionar ¿A qué se debe esta evolución tan
extraña que esta presentando el derecho? Pareciera que se está presentando un
proceso de petrificación y desde mi perspectiva se le está escapando el alma
(de manera metafórica lo digo).
Al infrarrealismo lo entiendo como
una unión de actitudes, una postura de vida y una forma de hacer algo. Es
cierto que surge en la poesía con la idea de que la revolución necesita el
motor de la poesía.
Entonces en el entendido de que lo
“infra” es una unión actitudinal, puede decirse que es una filosofía que no
solo debe quedarse en el arte literario para expresarse, sino que la podemos
practicar en cualquier otra cosa. Situación que obliga a ser disruptivo y a
cuestionar el statu quo del fenómeno que observamos.
En razón de eso es que se justifica
el impulso de teorías jurídicas que nos son propias al contexto mexicano, es
así como he alimentado mi curiosidad por explorar teorías como el necro derecho
y la otra forma de argumentar los derechos humanos.
Debo decir que esta exploración que
describo me hizo preguntarme ¿Solo debemos crear teorías jurídicas propias?
Pienso que ¡No! Porque al hacerlo así estaríamos aislando el derecho de otras
disciplinas sociales, como si estuviéramos reformulando la teoría pura del
derecho de Kelsen. Desde mi época estudiantil siempre pensé que la teoría pura
fuera tan pura, porque siempre escuchaba en clases, la frase: “Dame los hechos
y te daré el derecho”, lo que entrañaba algo que me parece interesante: El
derecho surge de los hechos.
Si el derecho surge de los hechos,
como me inclino a pensar, entonces hay que comenzar a buscar desde donde
tenemos que crear nuestras propias teorías que nos ayuden a resolver nuestros
problemas. Esto significa que surge una necesidad imperiosa de desmitificar a
Kelsen, no porque esté equivocado o sea malo, solo porque es necesario.
De manera superficial, considero que
todos estos ilustres académicos, teorizaron de acuerdo a su realidad, con sus
particularidades, que no necesariamente deberían ser las de nosotros. Con esto
no estoy diciendo que tiremos sus enseñanzas a la basura, de ninguna manera,
solo que digo que lo tomemos como son: Referencias y que a partir de allí
tomemos el atrevimiento de teorizar nosotros.
Para comenzar a desmitificar a
Kelsen, me atreveré a utilizar sus propias armas ¡La teoría de la regularidad!
Considerando lo anterior, es necesario formular teorías de Estado, teorías
políticas, jurídicas y sociológicas. Pero ¿Por dónde comenzamos a teorizar? Mi
sugerencia es que, si aceptamos que el hecho es el padre del derecho, entonces
hay que resolver de donde viene el hecho.