Si
Charles Xavier presidiera la Suprema Corte*
José
Ramón Narváez H.
1.
¿Quién es Charles Xavier?[1]
Para quien no conoce el denominado Universo Marvel, Charles Francis Xavier
es una creación de Stan Lee y
Jack Kirby quien es un poderoso mutante, fundador y líder de los X-men que es propiamente el nombre de la
saga de historietas o comics en los
que este personaje participa, concretamente apareció por primera vez en el
número 1 de la colección de comics The
Uncanny X-Men en septiembre de 1963. El también denominado profesor Xavier
es parapléjico al sufrir un accidente, cuenta con una mente privilegiada que le
permite tener (super)poderes como la telepatía, el control mental y en general
todas las facultades intelectivas, las cuales tiene en un grado superior al de
cualquier humano, además es un genio y científico que conoce de genética,
mutación y poderes psiónicos[2].
Charles
Xavier dirige un Instituto en el cual se encausan y aprenden a controlar los
poderes mutantes por parte de los más jóvenes, todo esto va ligado a un gran
proyecto que busca promover los derechos mutantes, y políticas de inclusión de
ellos mismos, lo que supone además proteger a la sociedad de los mutantes
peligrosos y violentos, para ello se ha creado un grupo especial de vigilantes
llamados los X-Men a partir de los
primeros alumnos del Instituto.
2. La candidatura
El profesor Carlos
Francisco Xavier, en el caso de que fuera mexicano, tendría por currículum el
haber dirigido el Instituto para jóvenes talentos, quizá sería miembro de la
Academia Mexicana de Ciencias o de El Colegio Nacional, tal vez hubiera ganado
un Nobel por sus investigaciones o por su trabajo pacifista.
Su nombre se filtró en
algunos diarios de circulación nacional: “Proponen como presidente del Máximo
Tribunal al profesor Xavier” sólo un par de años antes había ingresado a la
Corte movido por una encuesta nacional que lo colocaba como “un gran prospecto
de juez”, alguna publicación afirmó “por su gran sentido de justicia y su lucha
por los derechos de los más excluidos” pocos sabían que en su juventud había
estudiado derecho en la Universidad Nacional donde curiosamente pasó
desapercibido, muy joven colaboró en un tribunal como secretario y después lo
dejó todo por dedicarse al estudio de la genética al descubrir sus poderes y
los de otros colegas que habían sufrido discriminación.
Al ser entrevistado el
profesor Xavier confesó que le sorprendía que su nombre hubiera sido propuesto,
porque según sus palabras “no me considero un gran técnico del derecho, yo
puedo aportar en otros sentidos”. Esa noche el profesor intentó hacer una
reflexión un poco más profunda, no bastaba que muchos aduladores le dijeran que
“la nación y el pueblo de México lo necesitaban” había leído en sus mentes que
en realidad buscaban algo a cambio, debía evaluar objetivamente si el ocupar
dicho cargo sería o no beneficioso para la mayoría, esto suponía por un lado
abandonar la “falsa humildad” y por otro hacer un acto de verdadero combate
contra la soberbia, pues la idea de “ser alguien importante en la historia”
también estaba dentro de algunos pensamientos periféricos. Al lado de esas
grandes preguntas había otras no menos importantes como ¿Qué es lo que define a
un jurista que trabaja en la Suprema Corte?, ¿Qué virtudes debería tener en
particular un presidente de esta institución?, ¿Qué supone trabajar por la
justicia?, y en fin, ¿Qué es justicia?
3. El profesor Xavier como presidente
de la Corte
El profesor tendría que
ser muy cauto al asumir dicha responsabilidad, atrás quedaron aquellos días
cuando dirigía el Instituto y en los cuales la falta de experiencia le hicieron
tener demasiado “brazo duro” sobre algunos alumnos[3],
ahora tendrá que echar mano de la prudencia
ser muy cauto, escuchar mucho y hablar poco, o más bien lo necesario, y aunque
sus interlocutores ahora son personas que estarían a su mismo nivel, no por eso
tendría que renunciar a su vocación como maestro, pero antes que intentar
enseñar pensaría en aprender, en muchas experiencias que ha vivido el profesor
Xavier, cuando creía que más educativo era en realidad estaba recibiendo una
enseñanza, incluso de personas que no se esperaría como el propio Wolverine que es parco al hablar y
brusco en sus formas, y de todos modos en algún momento le ayudó a perseverar
cuando todo parecía oscuro[4].
En cualquier caso su trabajo sobre todo tendría que atenerse a una particular
virtud, la humildad, si hasta este momento los aduladores lo rodeaban siempre,
ahora seguramente aumentarían, a todos los seres humanos nos gusta que nos
digan que hacemos las cosas bien, pero Carlos Xavier tendría que aumentar su
sentido de la autocrítica hacia sus propias acciones, tendría que platicar con
colegas y amigos a los que consideraba sabios sobre las cuestiones que en su
momento lo aquejaran, sin revelar detalles. De hecho el profesor destinó
algunos tiempos de sus día para estar en silencio y hacer introspecciones sobre
su actuar, por las noches hacia un recorrido con su mente sobre lo que había
acaecido en el día tratando de evaluar si había hecho bien o mal.
4. El profesor Xavier como juez
Otro momento diferente
había sido el que el profesor había enfrentado como juzgador, nunca es fácil decidir
sobre las vidas de los demás, quizá para otros colegas lo era, podían olvidar
que cada expediente se trataba de la vida o vidas de diversas personas, para él
no era fácil, sobre todo si se trata de personas de su misma condición porque
no sólo podía percibirlas, en algunos momentos sentía su dolor, sobre todo
cuando por alguna necesidad debía conectarse a “cerebro” la máquina que él
mismo construyó en su juventud para poder detectar a los de su especie. La
empatía era total, y eso incluso a veces le ayudó a tomar decisiones pero otras
veces le representó dilemas morales muy fuertes, algunos de los involucrados en
los juicios al momento de acercarse al él en un alegato de oídas, sólo al
cruzar la puerta ya conocía sus emociones, intentaba preservarse de leer sus
mentes pero no podía evitar que otros signos, por ejemplo gestuales, le
llevaran a sentir sintonía con quien lo consultada, optó por citar siempre a la
contraparte para preservar lo más posible la imparcialidad. Sobre este tema también
el profesor ha tenido que ser precavido, cuando en las causas tienen de un lado
a uno de su especie, a veces hay una cierta propensión hacia ellos, aunque en
realidad Xavier sabe que dentro de los humanos en todas sus categorías siempre
hay buenos y malos, incluso a veces es difícil establecer un juicio de valor
sobre la mayoría de personas, ha llegado a concluir que la cuestión es
mantenerse en el camino, caídas habrá pero lo que hace buena a una persona es
su perseverancia en el bien, aunque tenga ratos malos.
Juzgar no es tarea
sencilla, el profesor sabe que lo primero que se requiere es tiempo, aunque
ciertamente muchas veces es lo que más hace falta, pero un principio que ha
aquilatado con los años es no caer en la trampa de responder primero a lo
urgente y dejar de lado lo importante, pues a veces resolviendo lo importante
se resuelven muchas cosas urgentes, lo peor que puede pasar es precipitarse y
dejarse llevar por la prisa y el apresuramiento, detrás de los “imprevistos”
muchas veces se esconden intereses privados.
Otro tema al que Xavier
se ha enfrentado es el dilema entre conservar e innovar, algunas veces los
casos en los que ha tenido que ser juez, sobre todo en aquellos que involucran
la interpretación constitucional, se da cuenta que como juzgador a veces deber
preservar derechos o valores que no deberían estar sujetos a debate porque se
basan en principios inalienables como la dignidad humana, aunque también es
cierto que cada vez es más difícil detectar estos principios, porque muchas
veces en la férrea defensa de la inalterabilidad de algo que parecía un
principio se ha dejado de proteger a ciertos grupos o a ciertas personas, por
ello siempre visualiza, usando la imaginación que sucedería si tal o cual
libertad o derecho se tutelara como se pide, y entonces imagina un mundo en el
que ese derecho existe para todos, este ejercicio intenta hacerlo dejando de
lado sus propios prejuicios, y no es nada sencillo porque supone hacer un
esfuerzo de objetividad muy fuerte y decidido
Al final del día el dilema se centra en dos extremos por un lado ser
vanguardista y usar la fortaleza para proponer un cambio en la interpretación
de algún texto jurídico, pero tal vez ser atacado de juez legislador o de un
juez metido en la política; por otro lado deben apuntalarse los logros
jurídicos obtenidos a lo largo de la historia y no dejar que el juicio sea un
instrumentos para satisfacer intereses particulares, en cualquier caso no hay
una respuesta única, la prudencia le lleva a considerar las circunstancias
propias del asunto y a actuar en consecuencia.
Pocos saben pero Xavier
tiene una hermana que no ha llevado una vida tan recta, al contrario, se le ha
ubicado en actividades no sólo ilícitas sino propiamente malvadas, ciertamente
es una hermana con la que dejó de tener contacto hace mucho tiempo, aunque
algunos de los familiares de Xavier le han sugerido que él debería intervenir y
ayudarla, él se ha negado por obvias razones, alguna vez expresó “ella misma ha
seguido el camino que eligió”. No le ha sido sencillo porque siente el aprecio
de hermanos pero sabe que él tiene una misión que tiene que solventar,
recientemente ha intentado acercarse para hablar con ella y hacerla entrar en
razón.
En algún momento de su
vida el profesor Xavier, a raíz de una intervención quirúrgica comenzó a
ingerir drogas para mitigar el dolor, fue un periodo oscuro en el que se olvidó
del mundo y se centró sólo en su propio dolor, incluso su mente le jugó malas
pasadas y casi estuvo a punto de dañar a personas cercanas a él, ciertamente ha
quedado eso superado, pero para él es importante estar consciente de todo lo
que sucedió y no borrarlo de su mente como perfectamente podría hacerlo, todos
los días el recuerdo de esos días negros lo ponen en sobre aviso, finalmente es
sólo un ser humano con un poder especial que debe poner al servicio de los
demás, y tal vez, aquella frase la cual dice “que un gran poder conlleva una
gran responsabilidad” este sobrevalorada, porque cualquier poder y aun su
ausencia deberían implicar compromisos y responsabilidades con los demás pues
siempre se puede hacer el bien.
*
Este no es un ejercicio del todo novedoso ya el profesor de filosofía Tom
Morris ha hecho algo similar por citar alguno de sus libros en Si Harry Potter dirigiera General Electric
(Planeta, Buenos Aires, 2006) es ambos casos, se trata de trasladar las reflexiones
que la cultura popular nos aporta acerca de la sabiduría en nuestro hacer
cotidiano.
[2] Son
facultades mentales que permiten controlar elementos de la naturaleza o en su
caso la clarividencia.
[3] X-men #1-5
[4] Comic book Uncanny X-Men, números 141 y
142, Marvel Comics, 1981.
[5] http://www.zonanegativa.com/los-otros-pecados-originales-de-charles-xavier/
de 28 de mayo de 2014
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