Por José Ramón Narváez H.
Podría parecer una obviedad el decir que el derecho tiene que ver con lo
humano, pero curiosamente no lo es, tan no lo es que insistimos en crear
mecanismos denominados humanos para enfatizar que el derecho debería ocuparse
del tema, y es que en realidad por mucho tiempo el derecho se ha ocupado de
muchas cosas menos de los humano. Los ejemplos podrían multiplicarse, desde el
derecho civil que trata de patrimonios, hasta el derecho constitucional que
trata de normas de altísima jerarquía.
Claro que se podría argumentar que en el núcleo del derecho siempre hay una
preocupación por lo humano pero lo cierto es que en la práctica se habla más
bien de un sujeto abstracto más que de un sujeto empírico, utilizando la
clásica expresión de Foucault, es decir, no se habla de sujetos de carne y
hueso sino de comprador, padre de familia, ciudadano, etc.
Y tan no conocemos lo humano que al derecho le han repugnado temas
antropológicos, psicológicos y sociológicos, constituyéndose estos saberes como
periféricos o de apoyo para otros que considera más preponderantes como el
derecho legislativo o el procesal. Se trata de una postura formalista que poco
tiene que ver con el humanismo que si es tangible en otras áreas del conocimiento
humano.
¿Qué es entonces lo humano? Es en principio el tema más complejo, quizá el
más antiguo y debiera ser el más recurrente. Lo humano es todo aquello que se
dice o corresponde al ser humano, y eso es, como podrá entenderse algo muy
difícil de determinar y sin embargo, es una cuestión que no puede desestimarse
y ciertamente es una labor que la ciencia jurídica no ha realizado. Pongamos un
ejemplo para demostrar lo que estamos diciendo:
La garantía de audiencia es una de las instituciones con más prosapia y
arraigo en Occidente, esto supone que toda persona debe ser presentada a un
juez después de ser acusada, el tiempo varía de sistema en sistema y de tiempo
en tiempo, pero la idea es que sea un periodo breve ¿cuál son las razones de esta
“regla”? podríamos esgrimir que se trata de la prescripción de “principios”
tales como el estricto derecho o de “valores” como la seguridad jurídica; pero
todas estas sería respuestas parciales y formales porque en el fondo lo que
debería responderse porque eso es lo que corresponde a un ser humano, pero esta
respuesta nos lleva a otras preguntas como por ejemplo ¿porqué 72 horas? Y la
única respuesta posible aquí sería “porque lo dice la ley” aunque en realidad es
una respuesta arbitraria en términos humanos ¿Qué acaso es más humano o un
periodo de 72 horas que uno de 70 o 140? Tal vez la respuesta más humana es que
el término debiera depender de cada persona y de la afectación (reversible o
no) que pudiera sufrir con un plazo mayor, pero el derecho (o mejor aun la ley)
no puede hacer distinciones, debe ser general y abstracta y lo humano sigue
siendo relegado, quizá en el ámbito judicial pueda existir un poco de mayor
flexibilidad frente a casos específicos donde se deba hacer excepciones a las
reglas, finalmente la ley y el derecho debieran estar en beneficio del ser
humano, y no nos referimos a las pretensiones de uno u otro ser humano en
particular, sino de cualquier ser humano, la cuestión es que esto supone un
acuerdo sobre qué es lo más conveniente para un ser humano estándar y así se
construyen más o menos las reglas, pero cualquier variante por razones de
equidad debe ser ajustada en la práctica.
Supuestamente ahora del artículo 1º de la CPEM se deriva que las “normas de
derechos humanos se interpretarán…favoreciendo en todo tiempo a las personas la
protección más amplia” norma que es vinculante a cualquier autoridad (incluidos
los jueces) a esto que se le conoce como principio pro persona supone que cualquier acto de autoridad debiera ponderar
que norma es más favorable o en otros términos, cuál supone más humanidad.
Y lo humano tiene que ver con lo social, con la cultura, con las artes, con
la biología, con la política, casi con todo; y la ciencia jurídica sigue
empantanada dando respuestas formales en tanto que busca fórmulas que resuelvan
los problemas jurídicos que son problemas entre seres humanos.
Claro está que esto supone grandes retos y sobre todo una cultura distinta
cualquier problema de índole jurídica debiera ser resuelto respondiendo en el
sentido esto es más humano que esto otro.
Ya de por sí el derecho suele ser algo inhumano en tanto que limita muchas
de las dimensiones del ser humano, su vida y su libertad en principio, y los
operadores del derecho se afanan aun más por volverlo inhumano hablando de
reglas, procesos y números de expedientes ¿cómo entonces devolverle esa
dimensión humana? Porque humana es también la búsqueda de la felicidad, el
amor, la nostalgia, el buen trato a los demás.
Lyotard haciendo referencia al relato de Kafka llamado “La Colonia penal”
refería a la característica que tiene el derecho para marcarnos, en el cuento
los condenados por el derechos, o sea, cualquiera, es atado a una máquina que
le realiza un tatuaje en la piel de acuerdo al delito que ha cometido, para el filósofo
se trata de una metáfora, el derecho nos marca de por vida, nos deja un tatuaje
que morirá con nosotros ¿cómo entonces cambiar esta imagen negativa de un
derecho que somete, que marca y que limita?, ¿cómo hacerlos acorde a una
cultura que habla de libertades y derechos, de beneficiar al máximo a la
personas? Parece una esquizofrenia, por un lado el discurso inclusivo y
extensivo y por otro, conductas limitadoras y desconfiadas del otro.
Incluso a este punto una pregunta compleja: ¿es más humano desconfiar o
confiar de los demás? La respuesta lleva implícita una postura y una actitud
que podríamos denominar ética, lo cierto es que esta respuesta si se quiere
asumir con responsabilidad lleva a reflexionar seriamente sobre la vida, en
fin, a hacer filosofía; entonces lo humanos tiene también que ver con la
filosofía y en especial con la ética, se trata no sólo de resolver la cuestión
de qué es más humano sino también de cómo nos comportamos los humanos frente a
otros y aquí parece ya rebasado el viejo prejuicio de que una cosa era derecho
y otra la ética porque ahora al ocuparse el derecho de lo humano, debe ocuparse
también y sobre todo de la ética; la pregunta y la respuesta sobre lo humano de
hecho cae en el campo de la prudencia, porque depende de las circunstancias
específicas la postura que ha de asumirse como ser humano, justo para seguir
existiendo como tal, porque hay muchos
humanos con conductas inhumanas, paradójicamente así que lo humano no es sólo
lo que los humanos hacen sino lo que nos hace mejores seres humanos,
ciertamente no es fácil asegurar de qué cosa es lo mejor en cada caso, pero
seguramente no es una pregunta a la que podamos renunciar si queremos seguir
siendo seres humanos.
El cine nuevamente nos sitúa en una serie de perspectivas sobre lo humano,
sobre todo aquellas películas de robots en las que dialécticamente se plantea
que significa ser humanos, los robots buscan afanosamente convertirse en
humanos, así en filmes como Yo robot,
Hombre Bicentenario, Astroboy, por
citar algunas, los humanos están alienados por la tecnología y los robots en
cambio, descubren que la solidaridad, el sacrificio y la esperanza son
cuestiones por las que vale la pena vivir.
El cine y la literatura pueden darnos muchos elementos para descubrir esos
sutiles contornos sobre la humanidad, pero podríamos decir que la realidad
social misma es un laboratorio listo y dispuesto a darnos grandes enseñanzas,
la cuestión es ahora aprender a leer esos contextos a los que no estamos
acostumbrados a pesar de vivir en ellos.
Llama mi atención como al enunciar al derecho, implícitamente le damos el carácter de tercera persona, a veces olvidamos que es una creación humana y por tanto, como todo producto congrega la naturaleza de su origen: nosotras las personas, reflejando así lo que pensamos y sentimos, lo que somos.
ResponderEliminarComo bien señala, las ramas del derecho se ocupan de los diversos aspectos que conforman y trascienden en nuestra vida, pues su finalidad, una vez más, obedece a nuestros intereses.
Efectivamente lo humano tiene que ver con todo a nuestro alrededor, pues ello es producto de nuestras ideas y forma nuestra conciencia, Consecuentemente no hay fórmula alguna para dirimir desacuerdos, pues las variables siempre serán, resultaría interesante experimentar que requerimos de la interdisciplina para encontrar lo más óptimo para el vivir y dejar de sectorizar, convirtiéndonos así en una sociedad incluyente, donde se respete y exponga la universalidad; curiosamente nuestro sentido común no es tan común a todos como queremos imponer.
Considero una opción inminente el retorno a la práctica de los valores, ya no persiguiendo la virtud, sino simplemente buscando nuestra naturaleza.
Me permito señalar que las conductas no podrían ser inhumanas, pues son producto de los humanos, dado el principio de contrariedad, el hombre no puede ser y no ser al mismo tiempo, en consecuencia sus actos corren la misma suerte.
Me atrevería a sugerir que sería útil asumir nuestra naturaleza como personas, perfectibles, para así conocer nuestras deficiencias y comenzar a conocerlas, aceptarlas y moderarlas, no verlas como algo ajeno a nosotros, por que entonces no estaría a nuestro alcance humanizar lo que hoy llamamos inhumano y que en realidad forma parte de nosotros.
Reconocernos todos como iguales en el sentido de partir de un mismo origen, ver al otro como yo, concientizarme de llevar su misma naturaleza y por tanto preservarlo.
Tal vez un poco tarde, pero respondo a sus comentarios los cuales agradezco enormemente, efectivamente en términos lógicos el humano no puede realizar acciones inhumanas, pero creo que esto es válido en términos éticos y didácticos, la contradicción es una posibilidad en la retórica puede utilizarse como un énfasis, e incluso como un recurso dialéctico, lo inhumano define lo humano, al final de cuentas se trata de insistir en la pérdida de ingenuidad, en la corrupción tecnológica que como humanos nos ha llevado a desentendernos del "otro" porque ciertamente el homicidio, la expoliación, la tortura son actos que hacen los humanos a otros humanos pero a mi parecer estos actos no los hacen´más humano (si entendemos la humanidad como un parámetro) al contrario los deshumaniza en un sentido literario, metafórico.
EliminarComo bien diría Mafalda "El problema de la gran familia humana es que todos quieren ser el padre"
ResponderEliminarFernando Lasalle define a la Constitución como el resultado de la suma de los factores reales de poder. Entiendo entonces que no es el pueblo quien establece lo que debe regular la Constitución si no el grupo de poder que está dominando en el momento en el que ésta es regulada.
ResponderEliminarLo ideal del Derecho es que efectivamente se proteja al humano como tal, así como a su entorno, por ejemplo, que se proteja al medio ambiente y a los animales.
Sin embargo, a veces por cuestiones de forma y no de fondo, la aplicación del Derecho no es precisamente la aplicación de la justicia.
Muy interesante tu apreciación de las películas, en la que los Robots parecen ser más humanos que algunos humanos que se despojan de su esencia por que terminan envueltos en otro tipo de intereses que distan de la justicia, del amor y del buen trato a los demás.
Gracias por el comentario y creo que estamos en la misma frecuencia tratando de retomar para el derecho cuestiones que se consideraban extrajurídicas o exóticas.
EliminarInteresante entrada!
ResponderEliminarSi bien el derecho es el orden normativo e institucional de la conducta humana en sociedad, inspirado en postulados de justicia -¿porque el derecho se ha deshumanizado?- si esta institucionalizado en las relaciones humanas. En una primera reflexión, el articulista refiere de un alejamiento del derecho sobre lo humano.
ResponderEliminarPara nuestra reflexión, dicho distanciamiento radica en una aguda ausencia de valores humanos, y es lo que ha hecho que el derecho, sea un simple instrumento coercitivo que controla a un entes sin sentimientos y valores en lugar de ser una entidad transformadora de la conducta del ser humano cimentado en valores humanos como la responsabilidad, el respeto, la tolerancia, el amor y la solidaridad.
Tales principios culturales y formativos nos permitirían convivir en una sociedad en las que hay una serie de normas de conducta para todos, las cuales debemos de cumplir. Por ello, el derecho se ha deshumanizado al limitar las dimensiones de vida y libertad del ser humano y se ha sujetado –el derecho- más en actos convencionales, reglamentarios y procesales en lugar de libertades y derechos humanos.
Estoy de acuerdo, hace falta una revolución axiológica.
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