jueves, 25 de julio de 2013

La importancia de fomentar la investigación jurídica en los estudiantes universitarios


Por Griselda Samaniego Albarrán
 
La investigación jurídica en México debiera resultar muy importante no sólo para los académicos, maestros o doctores en Derecho, sino para los estudiantes de la carrera universitaria, ya que es a partir de su formación, que debe fomentarse la curiosidad por el saber y el conocimiento jurídico, de ahí deriva la necesidad de guiar al estudiante para que él mismo, por medio del autodidactismo, vaya descubriendo a través de la investigación, aquello que más le interesa aprender, o en su caso solucionar, de acuerdo con su propio criterio y conocimientos previamente adquiridos.
            Así mismo, es relevante destacar que en la actualidad, el Derecho ha sufrido diversos cambios, pasando del estudio deontológico documental del mismo, a un estudio más asequible, el cual da paso cada vez más a la interdisciplinariedad del Derecho y el dejar de lado a la ley como única fuente, dándole cabida a la costumbre y a los fenómenos sociales como fuentes del Derecho, los cuales son los que le dan vida a nuestra sociedad, de igual manera más comprensibles para la mayoría de los gobernados, que la ley y sus complejos términos jurídicos difícilmente comprensibles para personas no letradas en Derecho.
Por lo que derivado de lo anterior, es de concluirse que el trabajo del estudiante no se centra únicamente en las aulas, es importante una labor de implementación de la investigación jurídica en las facultades, no sólo por el placer y satisfacción que para algunos conlleva la investigación como tal, sino debido a que la realidad del Derecho en México es extremadamente cambiante, hoy más que nunca debido a los avances tecnológicos y a la globalización que sufren los países hoy en día, por lo que sin duda alguna hay que adentrarse en el estudio del mismo, haciendo trabajos de investigación y análisis para así poder llegar a comprender e interpretar el Derecho con la finalidad de darle a la sociedad una convivencia y organización más armónica y eficiente.
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LA JUSTICIA NO DISCRIMINA… ¿POR QUÉ TÚ SI?


Por Armida F. Lobatos Fernández
 
En el artículo 1, último párrafo de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se prohíbe cualquier tipo de discriminación y da una lista de algunas de las diferentes situaciones que pueden suscitar a su aparición. Una declaración similar encontramos en el artículo 14, fracción X, inciso b de la Ley de establecimientos mercantiles del Distrito Federal donde se observa una sección en donde se le exige a todos los negocios contar con un “particular” letrero que debe decir “En este establecimiento no se discrimina por motivos de raza, religión, orientación sexual, condición física o socioeconómica ni por ningún otro motivo”.
            Es curioso el hecho de que se obligue a los comerciantes a reafirmar por medio del señalamiento esta “declaración”, que consta ya en el primer ordenamiento de la Carta Magna de nuestra Nación. ¿Por qué es necesario recordarle a la ciudadanía que no se les tiene permitido bajo ninguna circunstancia discriminarse entre ellos? ¿Por qué nos es tan difícil sentir empatía por nuestros semejantes? Son cuestiones bastante confusas de dar respuesta.
 
 

En la imagen superior observamos una foto de la majestuosa Teotihuacán, lugar emblemático de nuestra cultura. Mismo que he considerado idóneo para representar nuestros principios como Nación. Dentro de la cual observamos diversas imágenes que representan a las diferentes tipos de personas que existen y los variados grupos en los que se desarrollan. Encontramos secciones con diferentes tipos de religión, empleos, nacionalidad, idioma, tradiciones, preferencia sexual, origen étnico, nivel social, personas con capacidades diferentes; pero todos con una constante son seres humanos.
            Lo que se representa es a una población donde existen diferentes personalidades dentro de una misma colectividad; ósea, donde todos conviven de manera general, a pesar de los diferentes intereses que tienen entre ellos. Tal como es nuestra sociedad. La gran mayoría de la personas aparenta que este tema esta pasado, algunos hasta se escandalizan al escuchar la palabra “discriminación”; sin embargo todos conocemos más de un caso de segregación, pero nunca nadie admite ser un discriminador. Incluso sin saberlo podemos llegar a ser los causantes de un abuso, justificado tras la costumbre.
            Vivimos dentro de una gran simulación de igualdad social. Absolutamente nadie quiere ser discriminado por ninguna situación, esto es contrastante si consideramos que muchas veces incluso nos discriminamos a nosotros mismos. Los estereotipos marcados por la sociedad nos hacen pensar y sentir que somos “inferiores” cuando en realidad solo somos diferentes. La segregación hacia otros seres humanos es un reflejo de nuestras propias inseguridades.
            Por ejemplo para poder pertenecer de manera plena a un grupo debemos rechazar al contrario y para ser un líder los demás deben ser separados para fungir como súbditos. Por lo que es indiscutible que no todos podemos ser “iguales”, si lo fuéramos viviríamos en una utopía, en lugar de nuestro “mundo” en el que necesariamente existen divisiones sociales. Sin embargo, lo anterior no significa que tengamos permitido en algún momento atentar contra la dignidad humana o perjudicar los derechos y libertades de las personas, porque si lo hiciéramos sería considerado discriminación.
            La legislación es clara y precisa al prohibir cualquier tipo de discriminación, pero ¿podrá algún día la sociedad acatar dicho ordenamiento? Ciertamente solo lo conseguirá de manera plena cuando la manera de pensar de la sociedad se modifique. Eleanor Roosevelt dijo “nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento”. A lo que yo agrego que nadie puede discriminarte, si tú no has sido tu propio discriminador anteriormente.
            El hecho de que siga existiendo rechazo de cualquier tipo hacia diferentes grupos sociales está en nuestras manos. El secreto para terminar con la discriminación, es que primero nos aceptemos y estemos orgullosos a nivel personal de lo que somos, de esta forma no podremos despreciar a otros por lo que son.

jueves, 18 de julio de 2013

Los casos realmente trágicos en el derecho


Nos ha quedado de la herencia dworkineana la idea de que los casos controvertidos del derecho pueden ser de dos tipos, los fáciles y los difíciles, son estos segundos los que requerirán de un desarrollo argumentativo complejo y arduo que además no terminará por convencer a todos pero al menos se presumirá realizado bajo los parámetros de racionalidad y justeza.

Podríamos agregar que incluso hay casos “más” que difíciles a los cuales Atienza ha llamado trágicos, sin embargo, lo trágico no está en los casos sino en el presupuesto mismo del derecho concebido como una lucha en la que hay un perdedor y un vencedor, la tragedia parecería que se tratara en el determinar quién será el perdedor, quien normalmente tiene mucho que perder y de ahí la tragedia.

Pero si consideramos realmente la naturaleza lírica del derecho como tragedia, tendríamos que ir más allá pues la tragedia implica muchas otras cosas, en principio se presenta como una narración determinista en la que es imposible evitar el dolor, el cuál debe ser administrado y repartido de la manera más equitativa, pero nadie se salva, la narración que de ahí procede es violenta en todos los sentidos, los involucrados en una tragedia de enfrentan a un destino inevitable y misterioso que a veces es imposible describir en parámetros de la lógica convencional por lo que hay que recurrir a la poesía y a muchas, muchísimas alegorías y lo más interesante, siempre hay un holocausto, una víctima propiciatoria, un sacrificio enorme.

 
 
En términos conceptuales se trataría de asociar hybris con dike, recordemos que desde Hesiodo, dike que simboliza al derecho se antepone a eris, bía e hybris, la pendencia, la violencia y la desmesura, el derecho en principio se contrapone a estas fuerzas, fue Solón quien consideraba que no se trata de contrarrestar estas fuerzas sino más bien de alinearlas al derecho, lo cual supone conocerlas y operarlas, claro está que Solón era un gobernante, la enunciación contemporánea de este planteamiento fue hecha por Weber a través de su concepto de violencia legítima, el Estado es un organismo encargado de operar el derecho pero también la violencia, siempre y cuando esto se haga dentro de un marco legal, lo cual da como resultado la icónica figura del Estado de Derecho, sin embargo, el uso de la violencia siempre genera violencia, heridas y víctimas, que por mucho tiempo el Estado desconoció en el sentido de poder reparar sus errores.

El someterse al derecho supone ya una violencia, renuncias y sacrificios, pero en general el ordenamiento jurídico entendido como pacto social, implica daños colaterales y holocaustos necesarios, es decir, una tragedia en la que la hybris debe ser administrada, de modo tal que no sea ni tan evidente, ni tan desproporcionada que lleve a los ciudadanos a una revolución. Y ya que habrá daños colaterales lo mejor es que estos sean orientados desde inicio a los enemigos de la patria, o al menos hacer creer que serán estos daños recaen sobre los elementos perniciosos de la sociedad.    

El derecho entonces en términos generales nos ofrece muchos casos trágicos en tanto que al ser operado por seres humanos falibles necesariamente llevará a injusticias en las que inocentes serán inculpados, obviamente se espera que en la medida de lo posible estos errores sean lo menos, sin embargo la historia nos ha demostrado que normalmente la excepciones se vuelven regla (en la famosa tesis histórica de Walter Benjamin) los gobiernos han aprendido a revertir el contrato social a su favor, es difícil determinar sino no es que son más los errores que los aciertos, en este tenor de ideas los jueces, y en general todas la autoridades involucradas en la toma de decisiones, serían parte de este juego trágico, no importa la decisión que tomen ya está de antemano presupuestado un número hipotético de casos que tendrán que constituirse en sacrificio para que dicha sociedad siga funcionando.