jueves, 5 de junio de 2014

Si Charles Xavier presidiera la Suprema Corte


 
 

Si Charles Xavier presidiera la Suprema Corte*
José Ramón Narváez H.
 
1.      ¿Quién es Charles Xavier?[1]
 
Para quien no conoce el denominado Universo Marvel, Charles Francis Xavier es una creación de Stan Lee y Jack Kirby quien es un poderoso mutante, fundador y líder de los X-men que es propiamente el nombre de la saga de historietas o comics en los que este personaje participa, concretamente apareció por primera vez en el número 1 de la colección de comics The Uncanny X-Men en septiembre de 1963. El también denominado profesor Xavier es parapléjico al sufrir un accidente, cuenta con una mente privilegiada que le permite tener (super)poderes como la telepatía, el control mental y en general todas las facultades intelectivas, las cuales tiene en un grado superior al de cualquier humano, además es un genio y científico que conoce de genética, mutación y poderes psiónicos[2].
 
 
Charles Xavier dirige un Instituto en el cual se encausan y aprenden a controlar los poderes mutantes por parte de los más jóvenes, todo esto va ligado a un gran proyecto que busca promover los derechos mutantes, y políticas de inclusión de ellos mismos, lo que supone además proteger a la sociedad de los mutantes peligrosos y violentos, para ello se ha creado un grupo especial de vigilantes llamados los X-Men a partir de los primeros alumnos del Instituto.
 
 
2.      La candidatura
 
 
El profesor Carlos Francisco Xavier, en el caso de que fuera mexicano, tendría por currículum el haber dirigido el Instituto para jóvenes talentos, quizá sería miembro de la Academia Mexicana de Ciencias o de El Colegio Nacional, tal vez hubiera ganado un Nobel por sus investigaciones o por su trabajo pacifista.
Su nombre se filtró en algunos diarios de circulación nacional: “Proponen como presidente del Máximo Tribunal al profesor Xavier” sólo un par de años antes había ingresado a la Corte movido por una encuesta nacional que lo colocaba como “un gran prospecto de juez”, alguna publicación afirmó “por su gran sentido de justicia y su lucha por los derechos de los más excluidos” pocos sabían que en su juventud había estudiado derecho en la Universidad Nacional donde curiosamente pasó desapercibido, muy joven colaboró en un tribunal como secretario y después lo dejó todo por dedicarse al estudio de la genética al descubrir sus poderes y los de otros colegas que habían sufrido discriminación.
Al ser entrevistado el profesor Xavier confesó que le sorprendía que su nombre hubiera sido propuesto, porque según sus palabras “no me considero un gran técnico del derecho, yo puedo aportar en otros sentidos”. Esa noche el profesor intentó hacer una reflexión un poco más profunda, no bastaba que muchos aduladores le dijeran que “la nación y el pueblo de México lo necesitaban” había leído en sus mentes que en realidad buscaban algo a cambio, debía evaluar objetivamente si el ocupar dicho cargo sería o no beneficioso para la mayoría, esto suponía por un lado abandonar la “falsa humildad” y por otro hacer un acto de verdadero combate contra la soberbia, pues la idea de “ser alguien importante en la historia” también estaba dentro de algunos pensamientos periféricos. Al lado de esas grandes preguntas había otras no menos importantes como ¿Qué es lo que define a un jurista que trabaja en la Suprema Corte?, ¿Qué virtudes debería tener en particular un presidente de esta institución?, ¿Qué supone trabajar por la justicia?, y en fin, ¿Qué es justicia?
 
3.      El profesor Xavier como presidente de la Corte
El profesor tendría que ser muy cauto al asumir dicha responsabilidad, atrás quedaron aquellos días cuando dirigía el Instituto y en los cuales la falta de experiencia le hicieron tener demasiado “brazo duro” sobre algunos alumnos[3], ahora tendrá que echar mano de la prudencia ser muy cauto, escuchar mucho y hablar poco, o más bien lo necesario, y aunque sus interlocutores ahora son personas que estarían a su mismo nivel, no por eso tendría que renunciar a su vocación como maestro, pero antes que intentar enseñar pensaría en aprender, en muchas experiencias que ha vivido el profesor Xavier, cuando creía que más educativo era en realidad estaba recibiendo una enseñanza, incluso de personas que no se esperaría como el propio Wolverine que es parco al hablar y brusco en sus formas, y de todos modos en algún momento le ayudó a perseverar cuando todo parecía oscuro[4]. En cualquier caso su trabajo sobre todo tendría que atenerse a una particular virtud, la humildad, si hasta este momento los aduladores lo rodeaban siempre, ahora seguramente aumentarían, a todos los seres humanos nos gusta que nos digan que hacemos las cosas bien, pero Carlos Xavier tendría que aumentar su sentido de la autocrítica hacia sus propias acciones, tendría que platicar con colegas y amigos a los que consideraba sabios sobre las cuestiones que en su momento lo aquejaran, sin revelar detalles. De hecho el profesor destinó algunos tiempos de sus día para estar en silencio y hacer introspecciones sobre su actuar, por las noches hacia un recorrido con su mente sobre lo que había acaecido en el día tratando de evaluar si había hecho bien o mal.
 
4.      El profesor Xavier como juez
 
Otro momento diferente había sido el que el profesor había enfrentado como juzgador, nunca es fácil decidir sobre las vidas de los demás, quizá para otros colegas lo era, podían olvidar que cada expediente se trataba de la vida o vidas de diversas personas, para él no era fácil, sobre todo si se trata de personas de su misma condición porque no sólo podía percibirlas, en algunos momentos sentía su dolor, sobre todo cuando por alguna necesidad debía conectarse a “cerebro” la máquina que él mismo construyó en su juventud para poder detectar a los de su especie. La empatía era total, y eso incluso a veces le ayudó a tomar decisiones pero otras veces le representó dilemas morales muy fuertes, algunos de los involucrados en los juicios al momento de acercarse al él en un alegato de oídas, sólo al cruzar la puerta ya conocía sus emociones, intentaba preservarse de leer sus mentes pero no podía evitar que otros signos, por ejemplo gestuales, le llevaran a sentir sintonía con quien lo consultada, optó por citar siempre a la contraparte para preservar lo más posible la imparcialidad. Sobre este tema también el profesor ha tenido que ser precavido, cuando en las causas tienen de un lado a uno de su especie, a veces hay una cierta propensión hacia ellos, aunque en realidad Xavier sabe que dentro de los humanos en todas sus categorías siempre hay buenos y malos, incluso a veces es difícil establecer un juicio de valor sobre la mayoría de personas, ha llegado a concluir que la cuestión es mantenerse en el camino, caídas habrá pero lo que hace buena a una persona es su perseverancia en el bien, aunque tenga ratos malos.
Juzgar no es tarea sencilla, el profesor sabe que lo primero que se requiere es tiempo, aunque ciertamente muchas veces es lo que más hace falta, pero un principio que ha aquilatado con los años es no caer en la trampa de responder primero a lo urgente y dejar de lado lo importante, pues a veces resolviendo lo importante se resuelven muchas cosas urgentes, lo peor que puede pasar es precipitarse y dejarse llevar por la prisa y el apresuramiento, detrás de los “imprevistos” muchas veces se esconden intereses privados.
Otro tema al que Xavier se ha enfrentado es el dilema entre conservar e innovar, algunas veces los casos en los que ha tenido que ser juez, sobre todo en aquellos que involucran la interpretación constitucional, se da cuenta que como juzgador a veces deber preservar derechos o valores que no deberían estar sujetos a debate porque se basan en principios inalienables como la dignidad humana, aunque también es cierto que cada vez es más difícil detectar estos principios, porque muchas veces en la férrea defensa de la inalterabilidad de algo que parecía un principio se ha dejado de proteger a ciertos grupos o a ciertas personas, por ello siempre visualiza, usando la imaginación que sucedería si tal o cual libertad o derecho se tutelara como se pide, y entonces imagina un mundo en el que ese derecho existe para todos, este ejercicio intenta hacerlo dejando de lado sus propios prejuicios, y no es nada sencillo porque supone hacer un esfuerzo de objetividad muy fuerte y decidido  Al final del día el dilema se centra en dos extremos por un lado ser vanguardista y usar la fortaleza para proponer un cambio en la interpretación de algún texto jurídico, pero tal vez ser atacado de juez legislador o de un juez metido en la política; por otro lado deben apuntalarse los logros jurídicos obtenidos a lo largo de la historia y no dejar que el juicio sea un instrumentos para satisfacer intereses particulares, en cualquier caso no hay una respuesta única, la prudencia le lleva a considerar las circunstancias propias del asunto y a actuar en consecuencia.
 
5.      Los pecados de Carlos Xavier[5]
Pocos saben pero Xavier tiene una hermana que no ha llevado una vida tan recta, al contrario, se le ha ubicado en actividades no sólo ilícitas sino propiamente malvadas, ciertamente es una hermana con la que dejó de tener contacto hace mucho tiempo, aunque algunos de los familiares de Xavier le han sugerido que él debería intervenir y ayudarla, él se ha negado por obvias razones, alguna vez expresó “ella misma ha seguido el camino que eligió”. No le ha sido sencillo porque siente el aprecio de hermanos pero sabe que él tiene una misión que tiene que solventar, recientemente ha intentado acercarse para hablar con ella y hacerla entrar en razón.
En algún momento de su vida el profesor Xavier, a raíz de una intervención quirúrgica comenzó a ingerir drogas para mitigar el dolor, fue un periodo oscuro en el que se olvidó del mundo y se centró sólo en su propio dolor, incluso su mente le jugó malas pasadas y casi estuvo a punto de dañar a personas cercanas a él, ciertamente ha quedado eso superado, pero para él es importante estar consciente de todo lo que sucedió y no borrarlo de su mente como perfectamente podría hacerlo, todos los días el recuerdo de esos días negros lo ponen en sobre aviso, finalmente es sólo un ser humano con un poder especial que debe poner al servicio de los demás, y tal vez, aquella frase la cual dice “que un gran poder conlleva una gran responsabilidad” este sobrevalorada, porque cualquier poder y aun su ausencia deberían implicar compromisos y responsabilidades con los demás pues siempre se puede hacer el bien.
 
 



* Este no es un ejercicio del todo novedoso ya el profesor de filosofía Tom Morris ha hecho algo similar por citar alguno de sus libros en Si Harry Potter dirigiera General Electric (Planeta, Buenos Aires, 2006) es ambos casos, se trata de trasladar las reflexiones que la cultura popular nos aporta acerca de la sabiduría en nuestro hacer cotidiano.
[2] Son facultades mentales que permiten controlar elementos de la naturaleza o en su caso la clarividencia.
[3] X-men #1-5
[4] Comic book Uncanny X-Men, números 141 y 142, Marvel Comics, 1981.